El pesebre: escenario para títeres
Como se puede deducir de lo expuesto en otros apartados de esta muestra, existían varios tipos de pesebres: los organizados en casas de familias, que eran visitados por todos los niños si estas abrían sus puertas, y otros eran los dispuestos como marco escenográfico para presentar funciones artísticas, acordes con dicho escenario.
El pesebre-espectáculo contó con la presencia de títeres y músicos, al parecer durante todo el siglo XIX, y para disfrutarlo se debía pagar la entrada, así fuesen unos cuantos centavos. En consecuencia, a este pesebre llegaron también los juguetes mecánicos y los inventos que anunciaban la modernidad, como el cosmorama y la electricidad, entre otros.
Al pesebre-espectáculo de las décadas cuarenta y cincuenta llegaron también los símbolos de la Revolución Francesa, por medio de las inscripciones de Libertad, Igualdad, Fraternidad, y algún gorro frigio en la cabeza de pequeños títeres.
Una selección de noticias y anotaciones sobre actividades festivas y de teatro, que ocurrían en diciembre, muestran las actividades del pesebre-espectáculo:
Pesebre. Desde la noche 15 del presente día en adelante, se abrirá en el Colegio de San Buenaventura un pesebre, trabajado con esmero, en el que se exhibirá no solamente el tierno espectáculo del nacimiento del Salvador, sino que también habrá maroma, graciosos grupos en figuras de movimiento, y varias imágenes poéticas de la naturaleza que tanto agradan y conducen a la contemplación. Dará principio desde las siete de la noche hasta las diez con música hasta la misma hora. Entrada general, un real por persona. (El Tiempo, Bogotá, núm. 51, dic. 18, 1855, p. 1).
Por un cartel publicado en 1862 por el actor y empresario Honorato Barriga se conoce que él organizó un espectáculo artístico alrededor de un pesebre, el cual estaba conformado por títeres (cuadros navideños de costumbres nacionales), fragmentos de varias óperas, música andina colombiana cuya interpretación debía acompañar los cuadros navideños de los títeres.
Cartel de 1862 firmado por el actor Honorato Barriga. Espectáculo bajo la dirección del maestro
Manuel Rueda. Sala Clopatofsky (Biblioteca Luis-Ángel Arango).
En Medellín, un periodista que firma Ofel, critica agudamente costumbres antioqueñas de entonces y hace pertinentes apuntes que amplían el tema de los títeres en los pesebres. Unas cuantas frases sirven de preludio para la lectura completa del artículo. Así escribe Ofel:
Los pesebres de hoy son verdaderas funciones de títeres: en ellos no se ve otra cosa que muñecos de arcilla o de madera ejecutando ciertos movimientos con el auxilio de las cuerdas que, por debajo de la mesa, tiran los especuladores o sus agentes para contentar y hacer reír a sus favorecedores.
Después de que Ofel describe al público y los empellones que sufre por la cantidad de gente, dice:
¡Primoroso! Música debajo del tablado; encima, equitación, leñadores en el monte, ingenios de azúcar, molinos de pisones movidos por caballos, corridas de toros, globos aerostáticos, cacerías y pescas, ópera, torreones, casas de campo, plazas, surtidores, sapos y culebras, etc. etc. […]
El cronista no deja de preguntarse qué tiene que ver todo lo que él ve con el nacimiento del Niño Dios; más adelante, ya casi para finalizar, retoma la descripción:
Me llamó mucho la atención ver a los zuavos franceses haciendo la guardia del rey Herodes, y mucho más el que todas las iglesias de Jerusalén ostentaran en sus torres o cúpulas el signo de la santa cruz antes de que esta tuviera la significación que obtuvo después […]
En el cosmorama anexo a uno de los pesebres se exhibieron algunas vistas curiosas, a juzgar por la concurrencia que constantemente había en él […] (El Oasis, (Medellín), núm. 2, ene. 9, 1869, pp. 11-13).