Departiendo con Antonio Álvarez Lleras
“Representar era lo que principalmente me deschavetaba”
Antonio Álvarez Lleras nació en Bogotá, el 2 de julio de 1892 y aquí mismo murió el 14 de mayo de 1956. Como lo escribió en su corta autobiografía, creció en un hogar impregnado de ciencia, literatura y pedagogía. Nieto de Lorenzo María Lleras, heredó su gusto por el teatro y desde pequeño improvisó pantomimas y escribió comedias cortas que representaba con su hermana Inés, frente a familiares y vecinos.
“En mi infancia lo que más me llamaba la atención eran los espectáculos escénicos. Cuando me llevaban a las funciones de circo no me divertía sino con los payasos y prefería al mejor paseo o diversión cualquier representa-ción dramática en el colegio de los salesianos, que por entonces eran nuestros vecinos. Aún recuerdo la profunda emoción que me causaban dramas como Daniel en el pozo de los leones o El martirio de San Eustaquio, solo comparable a la que me produjeron después, siendo alumno de los hermanos Cristianos, El gondolero de la muerte y El último de los Álvarez”.
1911, 8 de agosto. Estreno de Víboras sociales
Teatro Municipal
“[…] cuando a escondidas suyas [del padre] leí en la redacción del diario Gaceta Republicana mi comedia, logré que la recomendaran los directores y el conocido literato don Julián Páez, poeta ciego cuyo gran corazón siempre he recordado con especial cariño. Con estas recomendaciones me presenté al Teatro Municipal en donde actuaba una compañía formada por rezagos de la de Pura Martínez y elementos nacionales. Mi comedia fue aceptada y puesta en ensayo. Su estreno constituyó una sorpresa y tuvo gran éxito. Por aquella época los muchachos de mi edad usábamos todavía la famosa cachucha. Figúrense ustedes lo que pasaría cuando me sacaron al palco escénico entre el primer actor y la primera actriz cogido por las manos sin dejarme modo de quitarme la cachucha. ¡Qué ovación y qué carcajadas!”
Véase además: “El estreno de un drama nacional” de M. Castello E.
El Tiempo. Diario de la mañana. Bogotá, 9 de agosto de 1911, pág. 3
1912, 20 de enero. Estreno de Alma joven
Teatro de Cristóbal Colón
“[…] para borrar, especialmente en el ánimo de mi padre, la mala impresión política de Víboras sociales escribí al año siguiente una comedia de estilo quinteriano que titulé Alma joven. Me la representó Bernardo Jambrina, aquel famoso actor español a quien todos mis contemporáneos recuerdan, en especial porque fue el mejor y más personal de los recitadores que hayamos oído en Bogotá. ¿Quién puede olvidar su magistral interpretación de El nocturno la sin igual de la Marcha triunfal de Rubén Darío? Jambrina venía acompañado de la notable actriz Evangelina Adams. Nadie como ellos ha logrado interpretar la Canción de cuna de Martínez Sierra ni las obras de los Álvarez Quintero que en Bogotá desconcertaron cuando las dio Paco Fuentes y que ellos hicieron triunfar en forma espléndida. Los Álvarez Quintero no fueron comprendidos en Bogotá sino gracias a Jambrina y la Adams. Pues bien, Alma joven fue muy bien recibida por toda clase de crítica y en la prensa azul borró la impresión de Víboras sociales”.
Véase además: Transcripción del artículo “Teatro de Colón. Alma joven”
1912, 23 de diciembre. Estreno de Fuego extraño
Teatro Municipal de Caracas
Compañía de Virginia Fábregas
“Después de Alma joven, y a la edad de veinte años, presenté a un concurso dramático que abrió la Sociedad de Autores, de reciente fundación, una nueva comedia de estilo sencillo y hogareño, también un tanto quinteriano, que titulé el Fuego extraño. Con ella obtuve el primer premio. La compañía de la actriz mejicana doña Virginia Fábregas, que se hallaba en Caracas y se preparaba a venir a Bogotá, la pidió para estrenarla en la capital de Venezuela y me invitó con la mayor de las gentilezas a asistir a su estreno en aquella ciudad. No me hice de rogar y acepté la invitación. A mi edad aquel viaje, mi primera excursión fuera del país, constituyó para mí una estupenda aventura, sobre todo porque regresé a Bogotá en compañía de la Fábregas y su troupe debatiéndome como podía entre los enredos, baladronadas, peleas, celos y demás calamidades de la vida comiquil […]”
“[…] Olvidaba decir que mucho antes de mi viaje a España el actor catalán Ramón Caralt, que realizó una bella temporada en Bogotá, me pidió el Fuego extraño y luego lo estuvo representando en las principales ciudades de España. Lo supe a tiempo con la gratísima sorpresa de recibir un cheque de la Sociedad de Autores Españoles por más de cinco mil pesetas por derechos de autor, cheque enviado por el propio Caralt. ¡Qué tiempos aquellos!”.
Véase además: Prólogo de Víboras sociales y Fuego extraño
(Colección Samper Ortega)
1916, 4 de marzo. Estreno de Como los muertos
Teatro de Cristóbal Colón
“Por fortuna comprendí a buen tiempo que la literatura, especialmente la teatral, no me ofrecía ningún porvenir económico y resolví tomar la vida un poco más en serio. Era imperioso que por fin escogiera una profesión. La medicina me llamaba la atención, pero como trabajaba para ganarme la vida desempeñando un empleo público, vi que no podría consagrarle el tiempo necesario y opté por la dentistería. Mientras la estudiaba haciendo los mayores equilibrios para no desatender mi empleo, volvió a asaltarme la tentación dramática y no sé a qué horas escribí Como los muertos, drama que logró un éxito que me atrevo a calificar de clamoroso, que se representó centenares de veces en todo el país y aun salió al exterior”.
Filmación de la película Como los muertos.
Artículo sobre el estreno de la cinta Como los muertos
Transcripción de Museartes de Mundo al Día
1924, 11 de junio. Estreno de Los mercenarios
Teatro Municipal
“Escribí en mis escasísimos ratos de descanso mi comedia de crítica social titulada Los mercenarios. Esta obra fue estrenada en el Teatro Municipal en 1924, por la Compañía española Adams-Nieva, y obtuvo un éxito insólito, hasta cierto punto escandaloso. Como el ambiente político se hallaba tranquilo por aquellos días, Los mercenarios constituyeron el tema de todas las conversaciones dando motivo a las discusiones más acaloradas. Unos decían que yo había calumniado a la sociedad bogotana, otros que la obra era un merecido latigazo y aun había entusiastas que ponían la comedia por las nubes. Hubo protestas en encendidos artículos de periódico y acaloradas defensas. Naturalmente esto hizo que el público llenara la sala del Municipal durante más de un mes, cosa antes no registrada, pues el público bogotano no llegaba entonces a la cuarta parte del de hoy”.
1927, 15 de mayo. Estreno de El zarpazo
Teatro Municipal
“En 1927 llegó al Teatro de Colón la famosa compañía argentina de doña Camila Quiroga, la actriz suramericana más afamada de la época. Doña Camila, deseando llevar en su repertorio alguna obra colombiana, abrió un concurso dramático ofreciendo como premio quinientos pesos y una medalla de oro del ministro argentino o un viaje a Buenos Aires. Yo presenté El zarpazo a dicho concurso, pero como también se presentara una excelente comedia de José Umaña Bernal titulada El buen amor, el jurado calificador, compuesto por doña Camila, su marido y tres periodistas, entró en vacilaciones, pues tanto El zarpazo como El buen amor, obras de muy diferente estructura, merecían en su concepto el primer premio. Sin embargo, primó el concepto de los actores y fue premiado El zarpazo con los quinientos pesos y la medalla de oro, pues acabándoseme de nombrar cónsul en Cádiz no pude aceptar desgraciadamente el viaje a la Argentina […]”
"Que yo sepa, doña Camila representó después El zarpazo en México, Puerto Rico, La Habana, Nueva York, París y Sevilla en los festejos de la Exposición Iberoamericana”.
“Durante catorce años, de 1930 a 1944, me mantuve en cauteloso silencio. El cinematógrafo hablado se había hecho dueño absoluto del campo y se creyó que el teatro había perecido. Pero, ¿por qué no confesar que mi silencio se debió, principalmente, a mi pereza y a una cierta filosofía positivista de que me inficionó la época? Ante todo debía prevenirme económicamente para mi vejez y así me propuse hacerlo. Cuando tenía tentaciones de escribir justificaba mi pereza con la pregunta: ´Y ¿para qué?´”.
1944, marzo. Estreno de Almas de ahora
Teatro Colón
“Pero si el morbo literario es tenaz, mucho más lo es el morbo dramático. De pronto pensé en un tema, me enamoré de él y lo desarrollé. En 1943 había escrito Almas de ahora y en 1944 la estrenaba valiéndome de una compañía que yo mismo formé y dirigí, constituida por elementos nacionales y extranjeros. Me faltaba correr esa aventura, la de actuar de empresario y director de compañías. Tuve una suerte superior a cuanto pude esperar. Almas de ahora se representó en el Teatro Municipal setenta veces consecutivas y otras tantas en las demás ciudades de Colombia. Con mi compañía, que llamé Renacimiento […]”
Véase además los siguientes artículos:
El Tiempo. Sección Dominical (Bogotá). 17 de agosto de 1941, pág. 3
1948, 29 de mayo. Estreno de El virrey Solís
Teatro Colón
“[…] Y nada más tengo que recordar para completar mi tonta biografía, pues el estreno de mi drama histórico El virrey Solís, efectuado el año pasado por la Compañía Española de María Guerrero y Pepe Romeu en el Teatro de Colón, poco después del nueve de abril (1948), puede que esté aún en el recuerdo de ustedes o al menos me hago esa ilusión”.
Véase además:
Artículo de José Prat: El Tiempo (Bogotá) 29 de mayo de 1948, pág. 4
Artículo de Luis Enrique Osorio: El Tiempo (Bogotá) 30 de mayo de 1948, pág. 5
Ampliando la información sobre Álvarez Lleras.
Véase también:
Artículos sobre el teatro colombiano, suscritos por Álvarez Lleras
El Tiempo (Bogotá), 19 de septiembre de 1912, pág. 2.
El Tiempo (Bogotá), 10 de septiembre de 1943, pág. 3.