Toña: directora y maestra
“El teatro no solo debe formar actores y actrices, sino también mejores seres humanos”: Antonietta
Precursora en el país del denominado “teatro del oprimido” de Augusto Boal, también extendió las teorías de Brecht y las técnicas de Stanislavski. Esto le permitió dejar en su región un legado de conocimientos, prácticas teatrales y el recuerdo de su espíritu combativo.
A Toña le interesaba que sus alumnos tuvieran también un bagaje de conocimientos en música, historia del teatro, del arte y del cine arte. Invitaba a conferencistas a exponer diferentes temáticas, con el fin de ampliar nociones o puntos específicos requeridos para los montajes. De acuerdo con estos, ella profundizaba en teorías o técnicas del teatro documento, del épico o del dramático.
Se dedicó al grupo y al arte con gran pasión, no tomaba vacaciones si estaba preparando un montaje. Generosa con cada uno de los alumnos, cuando era necesario cubría los gastos de viaje de varios de ellos a otras ciudades, para que pudieran ver montajes que Toña consideraba de importancia en su formación artística. Y lo hacía con su limitado salario. Igualmente, lo hacía cuando no encontraba eco en las directivas universitarias para que el grupo saliera de gira.
Debido a sus conocimientos arquitectónicos, Toña diseñaba escenografías sencillas y funcionales, que se pudieran cargar fácilmente y delimitar el espacio de representación en colegios, cárceles, sedes de sindicatos, fábricas, plazas, barrios, calles, etc.
Montajes del grupo infantil:
Canción de navidad, de Charles Dickens
Épocas paralelas,
de Marina Jaramillo
Farsa del buen remendón y ricacho. Anónimo medieval
Sancho gobernador,
de Alejandro Casona
Montajes del grupo de adultos:
Al inicio del grupo de adultos confluían estudiantes y empleados principalmente, Mercuri montó obras del repertorio colombiano e internacional. Algunos de sus títulos son los siguientes:
El globo, de Fernando González Cajiao y En algún lugar es de noche, de Ignacio Gómez Dávila, presentadas en el Festival Nacional de Teatro Universitario, de Cali, en 1968. Carlos José Reyes considera que el último título es representativo de la vanguardia. Este mismo año, Toña monta La billetera, de Octave Mirebeau.
Para 1969, se lleva al escenario La maestra y La autopsia, escritas por Enrique Buenaventura. El hombre extraño animal, basada en Ese animal extraño, escrita por Gabriel Arout.
Los fusiles de la Madre Carrar, de Bertolt Brecht, representada en Bogotá en septiembre de este año.
En 1970 presenta El coronel no tiene quien le escriba, adaptación de la novela de Gabriel García Márquez.
Bananeras fue montada en 1971 y, además de Pereira, también fue presentada en Cali. A partir de este montaje el grupo se vincula de manera más estrecha con los estudiantes de la Universidad Tecnológica de Pereira. Al respecto, Antonietta escribió lo siguiente: “… entendiendo que su mayor compromiso lo tiene no con los sectores radicalizados del estudiantado, sino con la clase popular y sus luchas. Las obras crean la necesidad de un continuo cuestionamiento de los problemas sociales…”.
Posteriormente, en el mismo año, montó La antesala, de Carlos José Reyes.
A partir de 1972 y hasta 1981, cuando por presiones de la rectoría se vio obligada a renunciar, ella realizó innumerables montajes. La siguiente lista está incompleta, aunque es una buena muestra de su continua y entusiasta actividad artística:
El pueblo, de Antonietta Mercuri, basada en varios cuentos de García Márquez, en especial, La hojarasca y La mala hora.
¿Sólo Bolivia? Investigación sobre Bolivia y el Che Guevara.
El gallo canta a la media noche. Adaptación de un cuento chino.
A la diestra de Dios Padre. Adaptación de Enrique Buenaventura de un cuento de Tomás Carrasquilla.
Galileo Galilei, de Bertolt Brecht.
Recital poético. Homenaje a Camilo Torres a través de la representación de poemas de Alfonso Marín y Nelly de Ossa.
La maratón del engaño, de Antonietta Mercuri.
Atabí, de Fernando González Cajiao.
Pedro y el capitán, de Mario Benedetti, fue actuada por dos actrices.
Los amigos del hombre, adaptación de la obra de Celso Román.
La mancha indeleble. Adaptación del cuento del mismo nombre de Juan Emilio Bosch.
El nuevo traje del emperador. Adaptación.
Los Tejedores, de Gerhart Hauptmann.
Los días de la comuna. B. Brecht.
¿Volverán las oscuras golondrinas? Recopilación de textos.
El otoño del patriarca. Adaptación de la obra de Gabriel García Márquez realizada por Antonietta Mercuri.
La celestina. Adaptación de la obra de Fernando de Rojas, realizada por Enrique Buenaventura.
Antígona. Sófocles-Brecht.
El sol subterráneo, de Jairo Aníbal Niño.
La madre. Máximo Gorki-Brecht.
Nosotros los juglares. Investigación de la literatura oral.
El Escorial. Michael de Gelderode.
Cali 1971, de Antonietta Mercuri.
La piedra de la felicidad. Carlos José Reyes.
Contratanto, del Libre Teatro Libre, de Argentina. Esta pieza se presentó en una larga gira por muchas poblaciones de Caldas, Valle y Risaralda. Se sobrepasó el millar de presentaciones, no hubo paro o huelga del magisterio, obreros o empleados que no apreciara este ágil montaje. Así mismo, se representó para apoyar la manifestación estudiantil que exigía el reintegro de Antonietta, el 10 de junio de 1981.
El grito de los ahorcados, de Gilberto Martínez. Esta obra estaba en montaje en el momento en el que se clausura el grupo, por parte de las directivas de la Universidad.
Teatro Callejero.
Archivo particular
También, Toña tenía su posición con respecto al teatro de calle. Redactó un comunicado definiendo qué es el teatro de calle, dirigido a ese grupo de población que vive “acongojado por el peso de la rutina” y sin posibilidades de disfrutar el arte porque “nunca van a los supermercados culturales”.
Foto manuscrito: Manifiesto del teatro de calle. Antonietta Mercuri
El día internacional del teatro, de un año que Antonietta no dejó registrado, mientras los teatreros celebraban con un desfile su día, ella observó otro desfile que llamó su atención. Era el largo cortejo fúnebre que acompañaba el féretro de Máximo, el “viejo Máximo”, un vendedor callejero que se había convertido en una figura emblemática. Las palabras de Antonietta lo dicen todo:
Foto mecanuscrito: Homenaje a Máximo
Antonietta Mercuri
